Pese al diverso sistema productivo que tiene como idéntica matriz las mismas uvas (Corvina y Rondinella, sobre todo), el Bardolino y el Chiaretto poseen unas características comunes en el aroma afrutado y en el ligero espaciado, lo que les hace ser muy apreciados por su marcada versatilidad en la cocina y por su considerable amabilidad para beber. El Bardolino es de un color rojo rubí brillante, con aromas afrutados y aromáticos, con notas de cereza, guinda, fresa, frambuesa, grosella, mora y elegantes notas de especias (canela, clavo, pimienta negra). El sabor es seco, suave, se caracteriza por las mismas sensaciones de fruto rojo crujiente y de pequeño fruto percibidas en el olfato, especiado, con equilibrio, frescor y fácil de beber. El Bardolino Superiore D.O.C.G. tiene un período de envejecimiento de como mínimo un año a partir del primer mes de noviembre del año de elaboración. El Chiaretto es la versión rosada del Bardolino: se obtiene con la vinificación "en rosa" de las uvas, es decir con una mínima maceración de la piel, que de este modo liberan en el mosto solo una parte de sus sustancias colorantes naturales. De ahí el característico color rosa brillante, con rasgos que recuerdan al Cerasuolo, y definido también, con términos poéticos, rosa flor de melocotón o rosa coral. Al olfato evoca delicados aromas de pequeñas frutas del bosque (frambuesa, grosella, arándano, fresita), de manzana crujiente, de flor de campo, acompañados de ligeros y refrescantes indicios de clorofila y de manzana verde y sutilísimas vetas espaciadas (canela, clavo, vainilla). Al paladar, el Chiaretto muestra con plenitud sus jugosas sensaciones de pequeño frutos rojos, junto con una inevitable frescura juvenil. La versión espumoso se obtiene con métodos de fermentación natural. El Bardolino Novello es comercializado a partir de noviembre del año de vendimia de las uvas. Obtenido con el método de maceración carbónica de las uvas, ideado en Francia, posee un color rubí elegante y vivaz medianamente intenso, un aroma decididamente afrutado y un sabor delicadamente aterciopelado, fresco y agradable. En cuanto a los maridajes, el Bardolino, además de ser un vino de gran textura, ideal para pastas, raviolis, arroces, sopas, carnes a la parrilla y al horno, permite unas combinaciones curiosas con platos a base de castañas o de setas. En el lago de Garda, el Bardolino se bebe desde siempre con el pescado del lago: es excelente, por ejemplo, con el arroz, con tenca o anguila a la parrilla. También acompaña tradicionalmente un típico plato del Véneto a base de pescado: polenta y bacalao (pescado seco). Servido fresco, combina muy bien también con el pescado de mar, sobre todo de gran tamaño, pero también con el guiso de sepia. El Chiaretto es ideal como aperitivo, o bien servido con los entrantes, platos de pasta y cocina de verano al estilo italiano. Una curiosa combinación es con los platos a base de trufa negra estival (scorzone). Es excelente con el pescado, tanto de mar como de lago, ya sea cocinado (a la parrilla, al horno, a la sal, hervido) como crudo (carpaccio de pescado). Probar también con la paella, o bien con el saltado de almejas, e incluso con el marisco (gambas a la parrilla). Se adapta perfectamente a la cocina oriental, también espaciada, y es el compañero ideal para el sushi.